miércoles, 4 de septiembre de 2013

LOS HERMANOS WAGNER

LOS HERMANOS WAGNER: los viajes, hermenéutica del otro y alteridad. La unidad identitaria. La teoría difusionista.

Ramón H. Alvarez, Setiembre de 2006.

INTRODUCCIÓN:

A fines del siglo XIX los viajes denotaron un rango de prácticas especiales, producción de conocimientos, relatos, tradiciones, comportamientos, música, libros, diarios, y otras expresiones culturales. Para occidente tuvieron dos consecuencias claves: el descubrimiento y el encuentro con el OTRO por un lado, y la constitución de un nuevo saber: La Antropología.
En ese contexto histórico, el de mayor expansión colonizadora capitalista en el mundo, se produce la llegada de los Hermanos Wagner a América del Sur.
   
    En esos años en Argentina, la estructura del estado-nación como forma de organización política y social del mundo moderno no derivó de comunidades culturales preexistentes, sino de la creación de aparatos burocráticos centralizados para la acumulación del capital (recaudación impositiva, derecho aduanero), la guerra y el ejercicio de la coerción interna (FFAA  y policía) 
Los resultados de la organización del país, en la búsqueda de unidad y homogeneidad, provocaron una tensión inherente a la pluralidad de pertenencia, lo cual contrastaba con las particularidades de cada una de las regiones.
         
    Los antecedentes económicos, sociales e históricos colocaron a la provincia de Santiago del Estero en un lugar periférico en la constitución de la Nación Argentina.
Las propuestas de reclamos de identidad provincial y justicia, no tuvieron eco en la construcción de la nación. La legitimación y la dignidad, fue reclamada por Santiago del Estero, sobre todo representado en un sector de  la intelectualidad santiagueña, que en este caso, con relevancia, se agrupaban en “LA BRASA”, la cual entre los años 1925-1946, constituyó todo un hito en la cultura santiagueña, allí convergían en general los más prestigiosos intelectuales y artistas de diversos géneros de la época. Este movimiento cultural local estuvo ligado a otros grupos y revistas de vida breve anterior, simultánea y posterior,
   
    Figuras como Bernardo Canal Feijoo, Oreste Di Lullo, Emile y Duncan Wagner, principalmente, reclamaban un ethos esencialmente culturalista, un discurso diferenciador, diferencia que se propone indagar Beatriz Ocampo (Dra. en Antropología Social), y que nos muestra fundamentalmente en su libro “La Nación Interior”.
Conducida por  los antecedentes y esplendor intelectual de “La Brasa”  Beatriz Ocampo se avoca  a la investigación de estas figuras emblemáticas en la construcción de la identidad santiagueña, e invita  al lector, -por lo menos al residente y/u oriundo de estas tierras- a compartir un largo, fascinante y por momentos desconocido viaje en la historia (documentos, archivos, referencias únicas, piezas arqueológicas, etc.), que surge necesariamente ante preguntas tales como ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿de quienes somos herederos?
   
    Beatriz Ocampo nos presenta los discursos culturalistas de estos intelectuales de Santiago del Estero precedentemente mencionados, quienes ofrecieron opciones alternativas a la construcción del estado-nación argentino, en el contexto de haber observado, la localidad y el mundo desde Santiago del Estero.
¿Por qué estos cuatro intelectuales?, los Hnos. Wagner por su visión del problema santiagueño en el contexto metropolitano y europeo, transitando entre Francia, metrópoli cultural de europea por esos años, y Santiago del Estero. Canal F. transita entre la provincia y la nación, pero además suscribe el  pasado primigenio (la hipótesis de los Wagner) como camino propio para que la provincia alcance su propia modernidad sin la mediación de la modernidad porteña, al sostener que el  Proyecto Constitucional Argentino ( Alberdi) negaba realidad a la tierra, a la raza y a una historia  preexistente, lo que lo dejaba sin raíces ni pasado, y según Canal, Alberdi habría seguido en esto a Hegel, quien a su parecer “ los pueblos americanos eran antihistóricos” , no tenían conciencia universal de la libertad, la única historia era la Europea.

    En el mejor de los casos, el etnocentrismo de los conquistadores fue desmedido,  y el común denominador fue la creencia en la superioridad de su propia etnia, cuando no, -usando un sentido radical-, basaron su accionar en la teoría según la cual  la propia etnia está en el origen de las (escasas e hipotéticas) bondades de las demás; las maldades de estas otras pasan a ser invención exclusiva de ellas mismas. Cuando primó un sentido menos radical en el conquistador europeo, el hábito fue examinar a los demás grupos sociales desde el punto de vista de la propia cultura del colonizador, es decir, incorporando a un examen objetivo todas las subjetividades históricas y sociales inherentes a cualquier cultura.

    Pero de una u otra manera, las potencias coloniales elevaron el etnocentrismo a la categoría de dogma y basaron en é l las sinrazones de su fuerza convirtiéndole en la excusa última de su expansión, la cual por los excesos y crueldad a la que recurrió en no pocos hechos, misiones, y circunstancias, suscitó la crítica de algunos y propios colonizadores, sea el caso del fraile dominico español Francisco de Vitoria (1483-1546).

    La modernidad  porteña, y el Proyecto Constitucional Argentino provocan un “viraje histórico”, ya que Argentina había sido fundada mirando hacia adentro, hacia el Perú y las provincias del interior, y terminó siendo un país macrocefálico, con un cuerpo raquítico, que no pensó en sí mismo como una totalidad, y negó la tierra y el interior.  Al seguir a Canal en esa idea de “refundar el país”, encontramos la participación activa  del interior del país.
En el caso de Oreste Di Lullo, si bien con una visión diferente, observamos el intento de crear una fisonomía para la provincia, arraigado en la ALDEA, pero al final, de una u otra manera, con diferentes mensajes culturalistas, cada uno, intentó construir discursos identitarios sobre la provincia. Para Canal y Oreste , c/u a su manera, plantearon un forma distinta de construir el estado-nación, frente al ideado por la Generación del 80, responsable ella de esta ahistoricidad , es decir de la imagen forjada de un país sin raíces ni pasado, con ello de la perdida de rumbo y desorientación que sufre desde siempre la Argentina.

LOS HERMANOS WAGNER: historia, rol protagónico y legado.

    Por lo precedentemente conceptualizado, y al ser el tema central para este trabajo, suficientes méritos se forjan en mi interpretación, para que los Hnos. Wagner  se erijan en  los artífices en bucear y encontrar un origen y una interpretación en las profundidades de la tierra santiagueña, y determinar y sostener que es posible encontrar el verdadero pasado de la provincia y de la nación.

   Beatriz Ocampo señala que las afirmaciones de Canal respecto a los Hnos. Wagner  son importantísimas. Las élites de La Brasa hicieron propio ese “descubrimiento” que se transformó en el mito de origen de la provincia. Los Hnos. Wagner  se inscribían e inscriben a la provincia de Sgo. del Estero en una historia mayor. Ellos transportaron al Nuevo Mundo, el aparato exegético grecolatino y sucesos históricos de Oriente y Occidente, colocando a la provincia entre las grandes Civilizaciones del Mundo emanadas de la Gran Civilización Occidental. Se dio un fenómeno de reciprocidad: los Wagner  “entregaron”  a los santiagueños La Civilización Chaco-Santiagueña y sus correlaciones con las del Viejo y Nuevo Mundo, esto les permitió a estos, constituirse una identidad de origen, es decir  hacer una adscripción intelectual a la identidad santiagueña; que les posibilitó situarse positivamente en una triple confrontación: frente al mundo, frente al puerto de Bs. As. y frente al resto de las provincias.
  
    Y es así, que Beatriz Ocampo en el Cáp. III, del libro La Nación Interior  trata a los Hnos. Wagner, sus vida y obras, la construcción de “el otro” latinoamericano y santiagueño, y se pregunta: ¿Cual fue el lugar donde se situaron y desde cual miraron el mundo?,  ¿qué intentaron decirles al mundo y a la nación con sus producciones locales, textos, discursos y hallazgos arqueológicos? , ¿Quienes fueron sus principales interlocutores en la lectura que hacen del pasado en la Argentina?, ¿que tienen de común y de diferente estos intelectuales santiagueños en su proyecto de construir una identidad para la provincia  y en la búsqueda de un lugar para ella en la nación?,  ¿cuáles fueron los acuerdos y disensos entre los discursos culturalistas de estos intelectuales santiagueños y los de la Generación del 80? ¿Y cuáles sus explicaciones, argumentaciones y fundamentaciones?

    Beatriz Ocampo con rigor intelectual, en su extenso y minuciosos estudio, nos señala que no es su intención entrar en la discusión acerca de la veracidad científica de los descubrimientos de los Hnos. Wagner, determinar la verdad o errores de los hallazgos, sino que el propósito es analizarlos como una representación para averiguar cuál ha sido su sentido.
La interpretación, basándose en la teoría difusionista, que dan los Hnos. Wagner  de la Civilización Chaco-santiagueña es que ella surge de una Gran Civilización Primordial, Universal, semejante y emparentada a la de Troya y Hissarlick, descubierta por arqueólogos europeos en el siglo XIX. Por lo tanto, la Civilización Chaco-santiagueña, no es ni totalmente santiagueña ni propiamente argentina y sus orígenes se encuentran en un pasado remoto, en un  tiempo infinito, podría decirse, fuera del tiempo.

    Otros ejemplos históricos semejantes y significativos vienen al caso, Bartolomé de las Casas, en su documento Apologética historia sumaria, verdadero tratado de antropología comparada, pone  en parangón a las culturas indígenas con las de la antigüedad clásica, subraya las virtudes y grandes merecimientos de los habitantes del Nuevo Mundo.
    Los Hnos. Wagner adhirieron a la teoría difusionista para explicar la Civilización Chaco-santiagueña que descubrieron en Llajta Mauca  (cementerio indígena, donde estuvieron más de seis meses y realizaron sus principales hallazgos arqueológicos, en la provincia de Santiago del Estero). Su obra, La Civilización Chaco-santiagueña y sus correlaciones con las del Viejo y Nuevo Mundo, es el resultado de años de exploraciones, que comenzaron alrededor de 1901. La misma pretende, fundamentalmente, ser la demostración científica de la existencia, en tiempos remotos, en Santiago del Estero de una “civilización primordial”, ligada a Troya y a Hissarlick. Las excavaciones en yacimientos de la región dan cuenta de numerosos túmulos  e innumerables objetos de cerámica antigua.

    Los descubrimientos, hallazgos e interpretación de los Wagner  trascendieron el ámbito intelectual Santiagueño, Tucumano y de Bs. As, lo que significó que los Wagner ofrezcan numerosas conferencias. Los trabajos fueron en parte solventados por el gobierno y la legislatura de Sgo. del Estero y por la Universidad de Tucumán. Los hallazgos llevan a los Wagner a postular el descubrimiento de un Imperio de las Llanuras o Imperio de las Planicie, civilización según los Wagner  antecesora a la  civilización de las Altas Planicies, concepto clásico de la Arqueología Americana que sostenía la idea de cultura arcaica con la de paisaje de montaña.      
                                                                                                                                                                                          
    Respecto a la obra  -publicada en 1934-, Beatriz Ocampo la describe como “ una libro maravilloso, una obra de arte editorial de más de 400 páginas, ricamente ilustrada sobre la cerámica  de dicha civilización, fruto de la controvertida interpretación que los Wagner dieron a los hallazgos  de sus numerosas expediciones”. La obra fue originalmente escrita en francés y traducida al castellano por Bernardo Canal Feijoo y Mariano Paz. 

    En otro momento Beatriz Ocampo nos expresa: el libro constituye “el emprendimiento editorial más importante y grandioso que registra la cultura santiagueña en todos los tiempos “, fino y lujosamente encuadernado, con numerosas laminas en colores y en blanco y negro, dibujos y, en la tapa con una serie de detalles -meticulosamente descriptos por B. Ocampo-.
Nos señala  que la obra es el resultado de Nº exploraciones científicas, que comienzan en 1901, con descubrimientos que provienen de Mistol paso, Alto de Cañitas, Siete Quebrachos, Tulip Loman y Laguna Mujyoj.
   
    A partir de los hallazgos de los Hnos. Wagner, del análisis de las representaciones simbólicas impresas en los objetos de cerámica y mediante el uso del método comparativo, esencialmente geográfico y visual, los Wagner  dedujeron y concluyeron que:  a)  la provincia de Santiago del Estero había sido ocupada por poderosas naciones y poblada en una época lejana por pueblos de una civilización bastante avanzada;  b) esta civilización había desaparecido mucho antes de la llegada de los españoles y sus habitantes de entonces no tienen ninguna vinculación genética con los actuales; c) comparando las urnas de Santiago del Estero con las de Hissarlick, se podría decir que son intercambiables; d) el paralelismo entre Troya, Hissarlick es un hecho; e) sus habitantes fueron dueños de una altísima cultura, constructores de grandes túmulos, similares a los hallados al oeste de los Montes Apalaches, sobre los cuales habitaban pueblos que se extendían sobre centenares de hectáreas.
   
    La síntesis final que expresa y engloba las percepciones e interpretaciones cuasi filosóficas de los Hermanos Wagner es que una Gran Civilización general o primordial distribuida sobre una vasta porción del globo ha debido preceder a las diferentes civilizaciones, dotadas cada una de caracteres propios, cuyas distintas modalidades se han encontrado en la Historia. “En esta fuente común de la primera cultura universal, numerosos viajeros bebieron a grandes sorbos, antes de dispersarse en camino hacia las cuatro esquinas del planeta. Estas interpretaciones se inscriben en el clima intelectual de la época, marcado por el paradigma difusionista.
   
    Con la idea de la síntesis universal, los Wagner se dedicarán a establecer las correlaciones que existen entre la Civilización Chaco-santiagueña y las de todo el  Nuevo  Continente, correlaciones que devendrán decisivas, así como los puntos de contacto que ligan el conjunto de las culturas prehistóricas americanas con todas las del Viejo Mundo.
    Según Beatriz Ocampo, los Hnos. Wagner  sostenían que sus hallazgos arqueológicos son similares a las piezas resultantes de las excavaciones realizadas por el alemán Schlieman, en 1868 en las ruinas de Troya, Hissarlick, situadas en Asia Menor en la costa del Mar Egeo. Estas interpretaciones de los Wagner estaban marcadas por el paradigma difusionista. De esto surgiría una síntesis universal. (Civilización Chaco-santiagueña, Nuevo Continente, es decir culturas prehistóricas americanas con todas las del Viejo Mundo).

    Con esta interpretación se produjo un efecto de deshistorización sobre el mundo indígena real
del que supuestamente se pretende hablar. No hay indígenas reales en la Civilización Chaco-santiagueña, sino héroes anónimos míticos, mito de origen para Santiago y para todo el universo. La temporalidad de esta Civilización se encuentra en un pasado remoto, hipotético, que está paradójicamente fuera del tiempo. 
    La vida y los viajes de los Hnos. Wagner fueron, de hecho, una hermenéutica del otro, un diálogo constante con la alteridad. Este diálogo fue facilitado por más de 30 años de constantes desplazamientos en el interior de América del Sur y, ya instalados en Mistol Paso, en la provincia de Santiago del Estero, por el “camino recorrido” hacia Llajta Mauca, cuna del descubrimiento de la Civilización Chaco-santiagueña. Además, los numerosos viajes entre América y Europa, los confrontaron con diversas alteridades. Así, su existencia transcurrió hasta casi el final de sus días “morando en los viajes y viajando en las moradas”.

    En el fondo subyace la tentativa de reforzar la unidad identitaria.  La Civilización Chaco-Santiagueña no es totalmente santiagueña ni propiamente argentina, ambigüedad que también incluye a los Wagner, ya que en este sentido es autorreferencial, y ellos a su vez se encuentran “exiliados”. Por otro lado la recurrencia a la explicación por los orígenes, es “esencialista y consustancial” a la pertenencia social de los autores: al pensamiento aristocrático y burgués del siglo XIX.  

    En la construcción arqueológico-científica y lírica de La Civilización Chaco-Santiagueña, los Wagner crean una realidad y reinscriben, de un modo diferente, en el escenario del mundo, a si mismo, a la provincia y a la Argentina. 
Es evidente que desde la perspectiva de Beatriz Ocampo, el interés no es entrar en la discusión acerca de la veracidad científica de los descubrimientos realizados por los Wagner, sino incorporar la discusión sobre la forma de hacer, reconstruir, exhibir, concebir y escribir la temporalidad a los que recurrieron los Hnos. Wagner para hablar de la Civilización Chaco-santiagueña en la provincia de Santiago del Estero por un lado y para hablar de sí mismos en tanto sujetos, por el otro.         

    Además la autora en su trabajo sobre los Wagner, pretende mostrar las posibilidades que ofrece la  incursión en otros géneros literarios para la comprensión, profundización y enriquecimiento de la teoría y del pensamiento antropológico.

    Beatriz Ocampo en su libro la Nación Interior cita a James Clifford, y señala que este, en su artículo sobre la invención etnográfica del sujeto nos dice: “Conrad y Malinowski no muestran que tanto El corazón de las tinieblas como El Diario de campo en Melanesia parecen retratar la crisis de una identidad, una lucha en los límites de la civilización occidental contra la amenaza de la disolución moral y que esta lucha y la necesidad de contención personal son lugares comunes en la literatura colonial. Ambos libros serían registros,  de hombres blancos en la frontera, en puntos de peligro y desintegración y tanto Conrad en el Congo como Malinowski en las Trobriand, estarían entrampados en situaciones subjetivas contradictorias articuladas en el lenguaje, el deseo y la afiliación cultural”

    Así, en la búsqueda de dar integridad a una cultura, los antropólogos como Malinowski, dice Clifford, sentían la necesidad de suprimir la incoherencia y la contradicción para encontrar en un acto de censura y de creación de sentido, la coherencia y funcionalidad de otra cultura.
Este autor, según Ocampo va más allá y señala la necesidad de discutir la producción etnográfica no sólo de Malinowski sino de casi toda la producción etnográfica, para que pueda ser incluido el sujeto.

    Beatriz Ocampo, en el caso de los Hermanos Wagner, intenta y creemos que lo logra, hacer un camino que le permitiera amalgamar la temporalidad o a-temporalidad del exilio existencial de los Wagner y la temporalidad o a-temporalidad teórica que encontraron en el difusionismo para la interpretación de la Civilización Chaco-santiagueña.
Sin duda, el trabajo de B. Ocampo es vigoroso, fundamental, esencial, y por momentos nos sumerge en un ambiente “mágico-fascinante” cuando nos va explicando y detallando, todo lo concerniente a lo que significó su  tarea de develar y dar a conocer los archivos de los hermanos WAGNER. 

    La autora, refiere haber tenido un acceso privilegiado a los mismos, y nos señala que aún restan numerosos archivos Wagner por clasificar, al momento de su trabajo, nos dice que el Nº de piezas, todavía sin clasificar, era de aproximadamente 5000, entre documentos, cartas, informes, certificados, fotos, libretas de campo, dibujos, etc.
Con nobleza y sincera gratitud, Beatriz Ocampo ofrece –entre otras- como ultima razón el haber elegido este tema, UN GESTO DE RECIPROCIDAD, respondiendo al don de la hospitalidad con que fue acogida en Santiago del Estero.

    Y en el transcurso de la lectura del libro de Beatriz Ocampo, uno no puede dejar de apropiarse de sus conceptos (situación frecuente), respecto a los Wagner, como “Nobles Viajeros franceses que partiendo de la metrópoli mundial de aquella época, París, llegaron a América del Sur en el siglo XIX., después de recorrer Brasil, Paraguay, Argentina (entre otros) y se radicaron en la aldea de Mistol Paso (Río Salado), Icaño.  (Paraje recóndito), y desde allí mantuvieron permanentes contactos e intercambios con los centros mas prestigiosos del mundo: Francia, Japón, EEUU -entre otros-, participaron también en asuntos relacionados con la política internacional e interna Argentina, con intelectuales, políticos y empresarios del país y del mundo. Sin embrago siempre vivieron en Mistol Paso, de pobreza digna y allí murieron, están enterrados en el cementerio local.

    La autora presa de una enorme impotencia y responsabilidad por el valiosísimo archivo, y el estado en el que se encuentra (condiciones precarias de conservación), con su trabajo mediante, considera que es todo un deber dar a conocer la obra. Nos dice que el trabajo del archivo sin clasificar fue apasionante, a cada paso se encontraba como si estuviese reconstruyendo un rompecabezas.

¿PROFETAS EN SU TIERRA? : Los resultados y las conclusiones a las que llegaron los estudiosos argentinos fue altamente desvalorizadora para los Wagner. Los resultados de las investigaciones en la provincia de Santiago del Estero merecieron en algunos casos el silencio, en otros, una crítica mordaz. En 1938, Francisco de Aparicio presidente de la Sociedad Argentina de Antropología organizó un juicio inquisitorial con el objetivo de juzgar la obra de los Hnos. Wagner, ya que “desde que se iniciaron los hallazgos en gran escala, por parte de los Wagner, fue colocado fuera del campo de la ciencia”

    Sin embargo, Beatriz Ocampo antepone por  un lado las opiniones de Jean Vellard a favor de los Wagner y por otro lado el interés que suscitó en especialistas como Valleriano Callegari (Milan), Henry Reichlen, este último publica en 1940 en el Journal de la Société des Americanistes de Paris  un trabajo con la más completa bibliografía hasta ese momento sobre el tema.
Sus participaciones en el mundo académico de Francia de fines del siglo XIX y comienzos del XX (entre 1904 y 1940): Me avocaré a algunos antecedentes relevantes (son innumerables los antecedentes académicos, literarios, documentales, arqueológicos, sociales, etc.)
Emile siendo representante del Museo de Historia Natural de Francia fue encargado de recoger colecciones científicas de la flora y la fauna de la República Argentina, Paraguay y Brasil, para tal museo. Recibió numerosas condecoraciones de Francia, París, y Nueva York, en relación a sus diversas “habilidades. Entre otras, fue miembro y colaborador de: la Sociedad de Americanistas de Paris (jugó un rol importantísimo en el conocimiento que los europeos tuvieron de este continente.), Museos de colecciones Precolombinas, Museo Trocadero de Paris (los envíos de colecciones, especialmente de cerámicas de La Civilización Chaco-Santiagueña, contribuían a construir el imaginario social de los europeos sobre “el otro” americano.), y en el Museo de Louvre (1928), con exhibición del arte precolombino.

LEGADO BIBLIOGRAFICO Y ALGUNAS FACETAS DE EMILE: entre tantas importantes, sin duda, debemos señalar su obra cumbre  La Civilización Chaco-Santiagueña y sus correlaciones con las del Viejo y Nuevo Mundo, además de los numerosos  trabajos presentados en coautoría con su Hno. Duncan y con Olimpia Riguetti, en revistas, congresos u reuniones científicas.
Emile de “estirpe” anti-germánica, pormenorizado por Beatriz Ocampo en su libro, su actitud sin duda, encuentra sustrato en el Darwinismo social. Fue decepcionado por el sentido del Pacto de Versailles (Enero de 1918), que percibió como una total capitulación de Francia.
Del análisis de sus obras se puede percibir el progresivo y lento “abandono” que los Hnos. Wagner hicieron de su propia cultura y el abrazo, también lento y progresivo, de la cultura santiagueña. Duncan y Emile Wagner murieron en su tierra de adopción, sin bienes y están enterrados en el cementerio de la ciudad de Santiago. Un hecho sella su adscripción a esta nueva cultura. En el poblado de Mistol Paso vivía Eladia González, una criolla de origen humilde con quién Emile tuvo su única descendencia, Haydée, a quien reconoció unilateralmente en 1932, cuando tenía seis años, en el registro Civil de la Provincia, al que se presentó con dos testigos. Es decir que con Haydée, heredera del nombre y del capital simbólico de su padre, Emile selló de modo más profundo y existencial, por medio de la descendencia y de la honra, su ya iniciada adscripción intelectual a la identidad santiagueña.

CONCLUSIONES:  

    Resulta imperioso, al tema del trabajo seleccionado, en el sentido antropológico, la teoría difusionista y por ende su concepto y valor intrínseco acorde a la época (1º mitad del siglo XX)  como bien lo señala Beatriz Ocampo, toda vez que Difusionismo, en  antropología denota que, los rasgos culturales tienen un único origen,  a partir del cual se dispersan geográficamente y son adoptados por otras sociedades. A su vez, Ocampo señala: se presume que una innovación mayor fue creada en un tiempo y lugar particular para luego ser transferida a poblaciones vecinas mediante la imitación, negociación, conquista militar, etc., De este modo, la innovación se irradia  desde su punto de partida. Este método fue usado para investigar innovaciones trazando “rutas” desde su inicio, localizando así su origen en culturas diferentes, mapeando la historia de su difusión.
   
    Ahora bien, sin llegar a una actitud simplificadora del evolucionismo, nadie podría negar que entre pueblos vecinos  –por así decirlo- pueden darse préstamos y copias; aunque bien, resulta apropiado no dejar pasar por alto, el punto de vista –quizás extremo- de algunos difusionistas que postulan el haber encontrado el origen de objetos tan universales, como la punta arponada o los dibujos rupestres. En este contexto, aún tomando distancia, y apelando –si vale- a la equidistancia, se podrá observar que así mismo, es difícil prescindir de –al menos- un innegable y cierto grado de rigor científico, importantes evidencias y objetividad en la obra del Hnos. Wagner, ya que en algunos ámbitos -es evidente, y se puede sostener-, existieron y existe aún cierta obstinación en subestimar y desacreditar la obra de los Hnos. Wagner, toda vez que -como se pudo ver precedentemente- ya sea por la “ausencia de ciertos requisitos científicos” u otros conflictos de intereses, se puso y sigue poniendo aún en tela de juicio el valor de tan magnífica obra. Sin embargo, a uno lo anima y le permite afirmar que los hallazgos arqueológicos –tanto en números de piezas, como valor y significado intrínseco todavía a desentrañar- llevados a cabo por los hermanos Wagner en la región Chaco-santiagueña constituye y reviste en la actualidad, al menos en lo específico de la materia, un tema no acabado, no concluido, y por lo menos, a priori colocan a Santiago del Estero y a la región en una categoría privilegiada, en lo que arqueología se refiere, en tanto en significado y connotación, cuando de autonomía en la invención se trata (invención autónoma), al establecerse ciertas diferencias de esta región con los otros pueblos u otros centros del país,  sin duda y a la vista, menos favorecidos por las excavaciones arqueológicas. 

    Reforzando la hipótesis, estudios científicos recientes muestran que nuevas muestras de DNA y un análisis molecular más fino muestran que pueblos indígenas muy diversos -Esquimales de Alaska, Kraho y Yanomamos de Brasil- tienen más genes comunes que lo que se creía. El estudio hace pensar que estas etnias descenderían de una misma población cepa que, desde Asia, habría llegado a América del Norte en una migración (o quizá dos) como sostiene Ryk Ward, un genetista de Oxford. Algunos ya intentan identificar cuál podría ser la población de Siberia o de Mongolia que estaría más emparentada con estos antepasados.
   
    Otro detalle no menor, es que para lo Wagner las “Razas” que poblaron las llanuras y los bosques de la región en Santiago del Estero  y que dominaron el mundo mucho antes que los Incas y los Calchaquíes no eran bárbaros. Este descubrimiento permitió fundar su propio mito de origen, introdujo un eslabón civilizatorio en aquel pequeño rincón olvidado del interior del país, para asentar el fundamento de una identidad que pudiera competir con la impuesta desde el centro del poder.

    En conclusión, para los Wagner no hay más indios, todos ellos han desaparecido al “extinguirse”  la etnia que los engendró, quedo en su lugar una representación estética de los mismos. La idea de la Gran Civilización al ser emblematizada, reemplaza a la figura heroica del indio muerto por el avance colonizador.
El espacio, creado discursivamente en el texto, está construido para los habitantes de la Civilización Chaco-santiagueña, que ellos, los Wagner, en definitiva, descubrieron y crearon. Entonces, a las preguntas ¿quién es el bárbaro?, ¿quién es el salvaje?, ¿quienes los caníbales?, el texto -y a través de él, la voz autoral- quiere dejar en claro que no son los llamauquenses, sino los españoles, los que se lanzaron a un canibalismo desenfrenado en nombre de Occidente, pero entonces, ¿cuál es el espacio que le queda al sujeto (arqueólogo) en este encuentro con el Otro?

   Finalmente, suscribo lo que nos dice Rita Segato ” El aporte de Beatriz Ocampo es oportunísimo, en momentos en que “la idea de modernidad abandonó su desdén por el pluralismo y pasó a atribuir valor a la etnicidad” y “hoy los nuevos actores contemporáneos invocan continuidad de una historia autóctona a través de linajes que nunca cesaron”
Del mismo modo que Santiago del Estero renace culturalmente de su muerte económica y social, los Hnos. Wagner renacen de su exilio y empobrecimiento como héroes y grandes descubridores de la arqueología mundial.

                    
                                                                                                     Ramón H. Álvarez




BIBLIOGRAFIA:

Ocampo, Beatriz. La Nación Interior: Canal Feijóo. Di Lullo y los Hermanos Wagner: “El discurso culturalista de estos intelectuales en la provincia de Santiago del Estero”, 1ª ED. –Buenos Aires: Antropofagia, 2005.

Ocampo, Beatriz: Simposio Wagner: “La interpretación del descubrimiento de la Civilización Chaco-santiagueña  de los Hnos. Wagner; la temporalidad  en la teoría y en la existencia de los sujetos (arqueólogos)”, beatrizocampo@arnet.com.ar  Dra. en Antropología Social. Universidad Nacional de Santiago del Estero

Antología 1970-1995: “Cuadernos de cultura de Santiago del Estero”, Nº 32, Marzo 2004. Barco Edita/Municipalidad de Santiago del Estero                                                     

Martínez, Ana T.: “Las fronteras interiores”, Ensayo a partir de La Nación Interior. Revista de Historiografía Argentina. Nº 1, Segundo semestre de 2006. UNSE

sábado, 13 de julio de 2013

Déjate encontrar sirena mía...


                                                                                                              Rodaballo

Corría eufórico hacia el mar, me sentía pleno gozando su brutal estado de libertad; lo sentía en mis ágiles y largos trancos que apenas acariciaban la blanca arena.
Veía en el horizonte esa línea meridiana que amaga siempre con amputarlo, que se empecina en no mostrar su inmensidad inagotable
Es gozoso jugar con la libertad, por supuesto hay otras formas, pero ésta, a la cual me refiero, es la única música que acarició mis oídos, notas de un mar rugiente y embravecido, notas que acuden una y otra vez.
El mar serena espíritus y pasiones desbocadas; y eso ocurre en ese preciso instante en que las olas bañan tu cuerpo, es ahí cuando de ti fluyen toda angustia y melancolía, y Dios que eres ahora, te sumerges y braceas en las profundidades, cual dimensión sin tiempo y espacio, meciendo tus sueños y fantasías.
Debe ser la sal espuma de esa enorme masa la que nutre nuestra memoria para nuevos amaneceres, y ella misma la que nos regresa a aquellos mágicos días de la infancia.
Y fue allí que te encontré sirena de mil lugares, de mil historias y leyendas, y fue allí que nos fundimos entre chapoteos y risotadas, en sus entrañas de tiempos inmemorables. Qué mensaje enviaron aquellas inquietas aguas para que tus pequeños pechos de miel y tu sonrojado rostro me excitaran; tiempos de jolgorio, destellos y tropelías. 
Te amé y me amaste sensual princesa,…sirena de aquellos mares.
Hoy, en el otoño de mi vida, sigo corriendo a tu regazo, a tus frágiles manos, pero un empecinado tiempo vuelven lejano y huidizo un nuevo encuentro, un nuevo amor.    
Que pájaro gaviota robó tu encanto juvenil  para que huyas en las noches de los tiempos. Desojar margaritas frustrará esa primavera de fantasías que todavía anida en mí, para luego agonizar lánguido en la noche fría, y la nieve sepultará todo mar y arena juntos, y sin sal no habrá risotadas, bullicios ni juegos marinos que acaricien mis sueños y mis latidos, menos vigorosos ya por estos días.
Y es que mi sangre, aún es, un rio efervescente que busca en tu remanso cristalino despilfarrar bríos, bríos de talante hombría.    
Es ese sueño cándido que nos prometimos, es esa gran fiesta que nos regala todavía la bella vida; por eso…no abandones, princesa mía. Sacudiremos el letargo de esta mundana monotonía, y beberemos nuevamente aquel vino de la copa prohibida.   
Sé que habrá otros amaneceres, otros sueños, otras pulsiones y alegrías. Caeremos y nos levantaremos; atrás quedarán mil caminos, mil  historias y leyendas, mil noches frías, montañas y ríos, y exhaustos una vez más, ahí estaremos, princesa, en ese mar rugiente y bravío, para jugar de nuevo en sus cálidas arenas y zambullirnos en sus inquietas aguas como en aquellos lejanos días, lejanos días de sal y espuma, pero…déjate encontrar, sirena mía.

jueves, 13 de junio de 2013

Teorías de las Revoluciones en Latinoamerica II (Excurso)

INTERPRETACIONES REVISIONISTAS: puntos de comparación y contraste entre México, Inglaterra y Francia.

Autor: Ramón H. Alvarez
      
En un interesante ensayo 1 , Alan Knight, trata de elucidar y comparar interpretaciones revisionistas de estas tres revoluciones, identificar el carácter del revisionismo, y establecer puntos de comparación y contraste entre las tres tradiciones historiográficas.
      El autor, conciente de la eurocentricidad de la historia europea, sostiene que, si bien la revolución mexicana se bifurca en 1914-1915, 1920 y 1923-1924; con rupturas menores en 1927 y 1929; y una importante batalla faccional (más política que militar) se da en 1935-1936; considera que algunas de estas rupturas fueron significativas históricamente pero no historiográficamente; no así, el cisma de 1934-1935 entre Plutarco Elías Calles 2 y Lázaro Cárdenas 3 , que -según el autor- si tuvo consecuencias historiográficas. Opina que Cárdenas, con su rumbo izquierdista, ofendió a los revolucionarios más conservadores, y fue acusado de acudir a doctrinas exóticas, y  señala que en la década de 1940, cuando la política oficial se apartó del nacionalismo, redistribución y reforma, el régimen aún se autodenominaba revolucionario, como lo hizo la administración de Salinas de Gortari ( momento de elaboración del ensayo de Knight); de manera que la historiografía de la Revolución es por ello inseparable de las tendencias políticas posrevolucionarias.
      Habla de una tercera generación de historiadores -desde fines de la década de 1960- que ha llegado a la madurez, por lo que, considera que el estudioso de la Revolución Mexicana ha llegado a parecerse más de cerca a su contrapartes ingleses o franceses (los franceses tardaron 102 años para establecer una cátedra de estudios de la Revolución, sostiene el autor).
      Conciente de que la Revolución Mexicana no fue un monolito, sino una amalgama de numerosas experiencias revolucionarias, señala que, esto no es un descubrimiento de la nueva ola revisionista. Luego, respecto a la tipicidad, se pregunta: ¿En que medida un estudio de un caso dado puede ser tomado como típico del país, de una región, de un estado, de un tipo de comunidad, de una facción en particular? A partir de aquí, nos enfrentamos -dice el autor- a un viejo problema historiográfico, el de distinguir lo típico de lo atípico, el caso ilustrativo del anómalo; de manera que estudios locales y regionales (aun sofisticados) no pueden aún brindar una descripción del país en su totalidad, sería aventurar generalizaciones no fundamentadas estadísticamente.
      La diversidad temporal de la Revolución no es menos importante para Night: la Revolución Maderista de 1910-1911 difirió de la Revolución Constitucionalista de 1913-1914; el régimen sonorense de 1920-1934 del cardenista de 1934-1940, y este de todo lo posterior a 1940.
      Para el autor, México en el año 1915, constituye un año decisivo en la historia moderna, ya que alcanza su punto máximo la guerra civil, la soberanía múltiple y la protesta popular, comenzando luego el pueblo a ser desplazado por las elites revolucionarias, representativas de la burguesía, las que continuaron sustancialmente el antiguo proyecto porfiriano de desarrollo capitalista, la construcción del estado y la represión de los movimientos populares; otro tanto ocurrió con la crisis de los años ´40 -periodo de reformas aceleradas-, en parte estimulada por la presión popular y manifiesta en la presidencia de Cárdenas (1934-1940) llegando a su fin en 1938-1940, y dejando a políticas más conservadoras, favorables al capital y hostiles a los intereses de campesinos u obreros.
      El autor se pregunta: ¿Cómo un régimen nacido de la revolución social con el pasar del tiempo, se vuelve tan precapitalista (uno de los mas estable) y socialmente regresivo en Latinoamérica, y se responde: por la misma razón por la cual el radicalismo popular inglés de la década de 1640 dio paso a la nueva estabilidad política de comienzos del siglo XVIII y a la oligarquía veneciana de mediado del XVIII; y agrega: el radicalismo inglés contribuyó a destruir el antiguo régimen, pero no pudo instalar uno alternativo popular en su lugar; en cambio habiendo completado su obra destructiva, cayó victima de los nuevos gobernantes de Inglaterra, posteriores a la Restauración -la aristocracia aburguesada, la Vieja Corrupción, el “P.R.I. inglés”-.
      Conocedor Knight, de que en la década de 1930, las ligas campesinas y sindicatos, y sobre todo la reforma agraria fueron lo suficientemente importante y autónomos, y no como lo califica la imagen revisionista, del Estado manipulativo y maquiavélico que dominaba la sociedad civil, el autor se asume en la categoría de “algo tradicional” en su análisis histórico, y sostiene, que la década de 1930, fue un programa de reforma radical más allá de la mera consolidación de elites neoporfirianas, o estado centralizador, aunque le resulta exagerada la imagen revisionista de continuidad neoporfiriana.
      Además Knight disiente de la tesis que describe a la revolución como movimiento nacionalista antiimperialista dirigida contra la explotación económica extranjera, en particular EEUU; y diverge con los eruditos revisionistas de los últimos años cuando tratan el periodo 1910-1920, y la última parte de 1930. Sostiene que la imagen tradicional, tannenbaumiana 4 de una revolución popular, agraria y campesina, es compatible con su punto de vista en lo que respecta a 1910-1915, y afirma que la historia posrevolucionaria  de México anterior a 1940 no fue una simple leyenda de construcción del Estado y acumulación de capital.
      Con respecto a aquellos revisionistas que condenan la Revolución Mexicana por su comparativa debilidad, y los ejemplos comparativos que invocan,  el autor sostiene que, son abstracciones objetivadas más que procesos históricos complejos, e invita a dejar de lado tales abstracciones y revelar las imperfecciones de todas las revoluciones, pues en cualquier revolución los activistas revolucionarios son una minoría, lo cual no invalida la importancia, radicalismo y efecto transformador de tales procesos. A su vez, arremete contra los “cánones” abstractos de ortodoxia revolucionaria, donde los campesinos son descartados de inmediato; y ante ese enfoque arbitrario y ahistórico, sostiene que, son muchas las revoluciones producto de clases populares, cuya falta de programas revolucionarios fue compensada por sus acciones revolucionarias objetivas, por la  destrucción violenta del viejo orden; no importa si en la Inglaterra rural, Francia o México.
     También, con respecto a algunos autores, que con una marcada parcialidad -relevante en el contexto historiográfico comparativo-, por preferencia de los ejemplos franceses y europeos en general, y su resistencia a transportarlos, y ante la falta de un ajuste adecuado, en espacio y tiempo, Night expresa: Una cosa es ver el antiguo régimen francés (monárquico) como victima de las ideas enervantes ilustradas y cuadros intelectuales proselitizantes y otra muy distinta es ver del mismo modo al antiguo régimen porfiriano (republicano) heredero de las Guerras de la Independencia y la Reforma, imbuido de filosofía positivista liberal; de manera que en México no podía haber un regicidio (magnicidio, homicidio), real o simbólico: la monarquía, la casta y el privilegio corporativo habían sido derribados años antes.       
      Knight por otro lado, reniega de la estadolatría del análisis revisionista de la era posrevolucionaria mexicana, en el contexto de interpretar el ascenso ininterrumpido del Estado, que en su contraparte Inglesa, la historiografía tomó de la clase media en constante ascenso. Para Nigth, el análisis es excesivamente teleológico, carece del conocimiento empírico como teórico. Esta estadolatría, muchas veces depende de la invocación ritual del bonapartismo, importación de la Revolución Francesa, que aún en Francia deja mucho que desear en términos de claridad y precisión. 

     En su ensayo -como síntesis- Knight se propone: 1- brindar algunas breves comparaciones con otros revisionismos revolucionarios, 2-considera como y por que se ha desarrollado el revisionismo, 3-si estos revisionismo son rama relacionadas de un tronco común, y cual es el nutrimento ideológico. El autor -aclara- enfoca dicho paralelismos desde su punto de vista mexicanista, y se sirve de ocho proposiciones revisionistas tomadas de los estudios mexicanos, y nos expresa que cada una de estas, presenta claros paralelismos en la bibliografía inglesa y francesa.
      En términos generales -desprendidos de las ocho proposiciones- cuestiona: 1-El enfoque excesivamente teleológico de los revisionistas, en el contexto de una revolución progresista; y la sobrevaloración que estos hacen de las opiniones contemporáneas, aborreciendo las de los historiadores ortodoxos, en cuanto a percepción retrospectiva se refiere, 2-Que las revoluciones hayan sido más la obra de las elites que de las masas; y ante este cuestionamiento ejemplifica con: los miembros del Parlamento inglés, se parecían bastante a los caciques mexicanos o a los terratenientes sin poder; y las revoluciones que dirigían eran luchas Namieristas 5 por el lugar y la posición, no luchas ideológicas o de clase. El hecho de que los estudios de:  provincialismo (Revolución inglesa),  municipalización (Revolución francesa), y la idea de integraciones  verticales, con comportamientos deferentes y localistas -los condados ingleses o los movimientos serranos mexicanos- y su falta de polarización clasista interna, no necesariamente las convierte en fuerzas inamovibles, 3- A la inversa, cuestiona al revisionismo que tiende a ponderar el poder presunto del Estado revolucionario: cromwelliano, jacobino o constitucionalista/sonorano/cardenista, 4- Advierte a los analistas que convierten a la revolución -en su interpretación- en una “empresa política”, donde podemos encontrar un estado arrogante -organizado, y ambicioso-, o su contraparte, donde se pelea por un puesto, sin un contralor que paute las normas, 5- de lo anterior –si así fuese- la interpretación de la revolución para los analistas es de una “reorganización namierista”, 6- los revisionistas devotos de la continuidad  contra la ruptura, llegan a negar, subestimar, o pasar por alto el “hecho real” de la ruptura, resaltando el statu quo, 7- una vez más, advierte, de los revisionistas que de una manera u otra, sea en México, Inglaterra  o Francia, la “ruptura”, cambio, o disolución, resulta de “fuerzas exógenas”, de una nueva cultura subversiva con maquinaciones extranjeras, para ellos, este nuevo fenómeno, no proviene del antagonismo de clase, y como -ahora- tiene prioridad la cultura, en el contexto de las ideas nuevas, de la heterodoxia y, habiéndose desechado el reduccionismo económico, pasa a ocupar su lugar el reduccionismo idealista, y para ellos la revolución no procede de subversivos locales, sino de  entrometidos extranjeros; finalmente la revolución es provocada por la “guerra exterior y la invasión”. Tal interpretación -sostiene el autor- es compatible con algunas teorías generales de la revolución -actuales-, que enfatizan las presiones externas, militares y geopolíticas dentro del sistema internacional de los Estados[i]. Y Knight, como corolario de estas erróneas interpretaciones -a su entender-, nos dice -como ejemplo- que en México no hubo ninguna guerra, mucho menos se la perdió, ninguna crisis internacional desató la revolución, y si fue la guerra civil la que causó la disolución del gobierno y no viceversa; por otro lado, muestra su desacuerdo con los que designan a la Revolución Francesa como resultado de contingencias y consecuencias no previstas, 8- nos advierte de historiadores que rehabilitan contrarrevolucionarios individuales: el caso de Huerta y Félix Díaz, para México, o el Viejo Pretendiente y Timothy Brecknock para Inglaterra; o contrarrevolucionarios colectivos, y en ese contexto traza un paralelismo entre cristeros 6/vendeans ( para México y Francia respectivamente), y se diferencia de estos, por el enfoque dogmático con que amparan estas interpretaciones, habida cuenta de que, una vez más, la erudición revisionista, se adhiere en forma obstinada a las fuentes y opiniones contemporáneas; Knight se revela contra la historiografía emic 7, por considerar reduccionista a cualquier análisis de motivación encubierta (análisis etic 8 ).
      Knight está convencido que existen rasgos comunes, que caracterizan la historiografía revolucionaria de estos tres casos distintos; y en virtud de ser el caso mexicano el más reciente, es el más ligado a los problemas políticos contemporáneos, y en ese contexto remarca que los historiadores y su historia son influidos por las tendencias y problemas contemporáneos, y citando a James Joll, respalda el concepto de que toda la historia puede ser historia contemporánea, pero sostiene que alguna es más contemporánea que otra, por ejemplo, sea el caso de las revoluciones.
      Para Knight las interpretaciones de la revolución Mexicana, están influidas por la crónica histórica de los últimos 25 a 30 años, iniciada por la masacre de Tlatelolco 9 de 1968, lo que profundiza la pérdida de legitimidad del régimen y el colapso del modelo de desarrollo de sustitución de las importaciones, y considera que el repudio a la Revolución y a la ortodoxia revolucionaria tiene un poderoso atractivo contemporáneo;  considera errado el enfoque intelectual de los revisionistas, cuando, al  resaltar o “sacar a luz” a “elites manipuladoras”, a “campesinos embaucados”, a “católicos perseguidos”, o cualquier otro arquetipo -actores de la historia revolucionaria-  simplifican y subestiman la complejidad de tal Revolución.
      El autor, luego resalta estas diferencias: Los revisionistas mexicanos atacaron un régimen que estaba en el poder, así como una tradición historiográfica –ambos íntimamente entrelazados-, y con una génesis revolucionaria -en ambos casos- reciente; mientras que los revisionistas ingleses y franceses, “rompieron lanzas” en el plano del mundo académico, ya que el tiempo de los regímenes o gobiernos vigentes -en sus momentos revolucionarios-, había ocurrido bastante tiempo atrás.
      No obstante, en términos generales, Knight sostiene que el revisionismo llevó a cabo algunas funciones útiles y necesarias: 1-obligó a los historiadores -ortodoxos- a modificar, rectificar o fortalecer las críticas; y 2-se descartaron los análisis basados en simplistas luchas de clase, o transformaciones súbitas de modos de producción.
      Para el autor, “las revoluciones ya no son prolijamente atribuidas al ascenso o caída de la aristocracia rural inglesa, al deliberado esfuerzo de la burguesía francesa, o al levantamiento de un campesinado mexicano monolítico y oprimido. Los movimientos de clase se revelan complejos, y de ningún modo dan cuenta de todo el proceso revolucionario; los resultados pueden derivar menos de estrategias deliberadas, que del impacto no planeado -pero pautado- de las fuerzas sociopolíticas y las transformaciones estructurales -política, económica, social y cultural- tienden a ser procesos extensos, no sucesos revolucionarios separados, en especial cuando consideramos revoluciones, como la Inglesa, la Francesa y la Mexicana, pertenecientes a una secuencia burguesa más que socialista”

      Finalmente, se destaca cuando Knight, preclaramente enfatiza acerca de la tendencia ideológica posterior a la década de 1960, señalando y advirtiéndonos del alejamiento y denigración del marxismo ortodoxo, de la critica capciosa hacia el reduccionismo económico, del cuestionamiento del papel arbitrador y redistribucionista del Estado (planeamiento, bienestar social, estatismo y dirigismo), en pro del fortalecimiento de su contraparte -ya vigente por esos años- donde lo distintivo es: la veneración del mercado -laissez-faire-, el culto a ultranza del individualismo y una democracia donde al liberalismo económico, se acompaña cada vez menos de un liberalismo social.

                                                                             Ramón H. Álvarez, 30/05/2007
















NOTAS AL PIE Y BIBLIOGRAFÍA FINAL




1 Alan Knight, “Punto de Vista. Revisionismo y revolución: México comparado con Inglaterra y Francia”, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 3ª Serie, Nº 10, Buenos Aires, Segundo semestre de 1994, pp. 91-127. En material impreso de Edición en CD-ROM, Libros Digitales, Serie del Nuevo Siglo, vol. 0/1, Buenos Aires, 2001 (2ª edic.), pp. 1-41. 

2 Plutarco Elías Calles, presidente de México desde 1924 hasta 1928. Tras el fallecimiento de su padre, en 1881, se añadió a su nombre el apellido de su padrastro (Juan B. Calles). Opuesto a la política de reformas sociales iniciada por Lázaro Cárdenas. Un año después de finalizar su mandato, en 1929, fundó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), agrupación política que, desde enero de 1946, pasaría a denominarse Partido Revolucionario Institucional (PRI). Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

3 Lázaro Cárdenas, presidente de México desde 1934 hasta 1940, desarrolló una serie de proyectos que incluían la reforma agraria y la construcción de escuelas. En 1938 nacionalizó las industrias petroleras extranjeras establecidas en México y mantuvo el control estatal sobre las grandes plantaciones. Cárdenas se granjeó el apoyo de las clases campesinas y obreras, y fue uno de los presidentes más populares de México. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

4 En referencia a Frank Tannenbaum. Alan Knight, en “FRANK TANNENBAUM Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA”, traducción de María Vinós, nos dice:”un ejemplo del punto de vista tradicional de la Revolución Mexicana…Por lo tanto, trataré la visión tannenbaumiana de la Revolución sin referirme más que limitadamente al debate tradicional/revisionista. Vale la pena aclarar una cuestión desde el principio. Se puede defender a Tannenbaum de los ataques de los críticos revisionistas por dos razones: la primera, es que su visión de la Revolución es históricamente correcta; la segunda, que sus críticos le atribuyen cosas que no dijo, la crítica ha distorsionado sus puntos de vista. Mientras que la primera razón es la más importante, la otra también merece atención, ya que, en algunos casos, la visión “tannenbaumiana” o “tradicional” se presenta de forma distorsionada y, sobre todo, simplificada. Para bien o para mal, no hay ninguna señal de que Tannenbaum haya cambiado radicalmente sus opiniones durante su “periodo mexicano”; es decir, de los años veinte y principio de los treinta. Así pues, es razonable tomar estas fuentes como representantes de la visión tannenbaumiana de la Revolución.   www.ejournal.unam.mx/historia_moderna/ehm19/EHM01902.pdf


5 Lewis Namier, en “Human Nature in Politics” (1955), En dicho artículo, que luego daría lugar a toda una corriente historiográfica denominada “namierista”, su autor cuestiona aquel supuesto antropológico que se encuentra en la base de la perspectiva de Lovejoy. Según señala, la historia muestra que los hombres no han tenido nunca mayores problemas en contradecir sus ideas siempre que lo consideraron necesario. Tomar las mismas como base para comprender el sentido de sus acciones resultaría, por lo tanto, sencillamente ingenuo. En definitiva, lo que Namier ponía en cuestión era la legitimidad misma de la historia intelectual, el objeto de su empresa. De la Historia de ‘ideas’ a la Historia de los ‘lenguajes políticos’.Las escuelas recientes de análisis conceptual. El panorama latinoamericano:Elías J. Palti. Https://guoa.ub.gu.se/dspace/bitstream/2077/3275/1/anales_7-8_palti.pdf


6 Movimiento armado mexicano conocido con el nombre de cristero que luchó entre 1926 y 1929 contra la política laica gubernamental. Dicho grupo de carácter católico estuvo compuesto por peones y aparceros rurales, dirigidos por antiguos militares revolucionarios e incluso por sacerdotes. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation.

7 Las emic operations se caracterizan por la elevación del informante nativo a la condición de juez último de la adecuación de las descripciones y análisis del observador…Tomado de la cita 71 a pie de página 22 de: Alan Knight, “Punto de Vista. Revisionismo y revolución: México comparado con Inglaterra y Francia”, En material impreso de Edición en CD-ROM, Libros Digitales, Serie del Nuevo Siglo, vol. 0/1, Buenos Aires, 2001 (2ª edic.), pp. 1-41. 


8 Las etic operaciones se caracterizan por la elevación de los observadores a la condición de juez último de las categorías y conceptos utilizados en descripciones y análisis… Tomado de la cita 71 a pie de página 22 de: Alan Knight, “Punto de Vista. Revisionismo y revolución: México comparado con Inglaterra y Francia”, En material impreso de Edición en CD-ROM, Libros Digitales, Serie del Nuevo Siglo, vol. 0/1, Buenos Aires, 2001 (2ª edic.), pp. 1-41. 


9 En Agosto de 1968, en vísperas de las Olimpiadas mexicanas, varios cientos de manifestantes civiles, en su mayoría estudiantes fueron matados por las fuerzas gubernamentales en Tlatelolco en la Ciudad de México. Tomado de la cita 56 a pie de página 17 de: Alan Knight, “Punto de Vista. Revisionismo y revolución: México comparado con Inglaterra y Francia”, En material impreso de Edición en CD-ROM, Libros Digitales, Serie del Nuevo Siglo, vol. 0/1, Buenos Aires, 2001 (2ª edic.), pp. 1-41.